lunes, 15 de octubre de 2012

Las hipotecas: Un desahucio que llama a la puerta.



La FAV- Aguere de La Laguna apuesta por el arrendamiento con opción a compra frente a los desahucios. Una solución donde ganamos todos.





La Junta Directiva de la FAV-Aguere ha abordado, en su última reunión, la problemática de los desahucios judiciales por la ejecución de  sentencias de impagos de las cuotas de las hipotecas, constituidas para la financiación de la compra de viviendas. Las cifras registradas de estos son escalofriantes y del mismo modo, contundente y demoledora de la realidad socio-económica que están sufriendo demasiadas familias en nuestro país.

A nivel nacional, en el primer trimestre de este año, los lanzamientos judiciales por desalojo han dejado en la calle, una media diaria, de 517 familias, de las que 2.193 son canarios. A ellos debemos agregar los más de 24.700 expedientes judiciales iniciados en este mismo periodo por esta misma reclamación que podrán finalizar en desahucios. Un incremento del 14% con referencia al pasado año 2011 en el mismo periodo.
La ejecución de estas sentencias judiciales conlleva diversos aspectos en su visión global. A La impotencia de las familias y la inseguridad de ese futuro próximo, donde tras de ti se va a cerrar, con ese golpe de puerta, la historia de toda una vida familiar; se adhiere la acción de las administraciones públicas conducentes a darles una solución.

Ante esta realidad los vecinos no podemos hacer oídos sordos y mirar para el otro lado. Evitar en nuestras posibilidades este impacto y el brindarle una solución viable a las partes en conflicto, ha motivado el estudio de una iniciativa menos violenta a las ejecuciones de los desahucios. La propuesta, a título de resumen, se orienta en reconvertir estas hipotecas en unos alquileres con opción a compra. Lo que podríamos designar como una perfección de la alternativa tan demandada y polémica, a la vez, dación en pago”, pero con un efecto menos impactante y agresivo sobre las familias.


El triple efecto de los desahucios no benefician a ninguna de las partes: Las entidades financieras adquieren la propiedad del inmueble que incrementa su activo, pero un activo que por  su difícil posibilidad de transformarlo en liquidez ha tomado el calificativo de tóxico. Las familias desahuciadas se ven volcadas a la calle, desamparadas y tocando en todas aquellas puertas que se le cruzan en busca de una solución, y como último recurso, accediendo a los servicios sociales de nuestras administraciones públicas que, hoy por hoy, se están viviendo desbordados y sin respuestas en muchos de los casos.



El marco de la iniciativa  propuesta se centra en reconvertir el diferencial de las cuotas pendientes de pago de las hipotecas en un alquiler, pagadero mensualmente, con la opción a su comprar por parte del inquilino o anterior hipotecado. Evitando el enjuiciamiento del conflicto mediante un arbitraje con la aceptación de las partes del laudo que quedará formalizado en este nuevo contrato de arrendamiento urbano.

La Federación Vecinal iniciará los contactos con las partes para hacerles partidarios de la iniciativa y su viabilidad, así como, con los representantes públicos de nuestras administraciones.

No podemos quedarnos impasibles… la realidad está ahí y es muy dura”.  

2 comentarios:

Eduard Camargo dijo...

saludos...

de verdad que es poco menos que increible esta situación. ahora me pregunto: que paso con lo que vi hace algun tiempo? donde la persona alquilaba el inmueble a un tercero -previamente convenido- y, aunque el banco obtuviese la propiedad, los inquilinos (ellos mismos) podian quedarse el termino que decia el contrato. que paso con eso? lei de contratos de arrendamiento de 99 años, o sea...

Elías Martín dijo...

La hipoteca es una carga sobre la finca escriturada y consta con tal en el Registro de la Propiedad, a favor de la entidad financiera con carácter preferente. Quién adquiere la propiedad, conjuntamente recibe la carga que soporta y se obliga con la deuda a tercero. Por lo que comentas no tiene viabilidad para librarse de la deuda contraída.